miércoles, 16 de marzo de 2016

CORRE

No mires atrás, sigue hacia adelante.
Ya sabes que te está llegando a los talones.
Notas su respiración, el peso de su cuerpo en cada pisada.

Sabes que no debes mirar, pero igual lo haces.
Sólo un segundo...

Tus ojos se abren desmesuradamente,
tu corazón bate sangre sin descanso,
pero no te llega sangre a la cabeza.

Empiezas a ver cosas inexistentes en la oscuridad;
ojos que te siguen por todas partes,
manos que te rozan todo el cuerpo,
el grito que mantienes ahogado nunca llega a salir.

El monstruo cada vez se hace más grande,
cada vez está más cerca.

Sientes su mano, su fría mano roza tu espalda,
y tu cuerpo reacciona con un escalofrío que recorre todo tu cuerpo.

Tu final está cerca, lo notas, lo percibes, lo sientes.

Finalmente abres tus ojos, y te encuentras con algo mucho peor;
las miradas punzantes, todos los ojos de fieras mirando a su presa.
Juzgando, acechando.


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