viernes, 18 de marzo de 2016

SILENCE

No entiende por que me callo, por que no lo suelto, por que no me explico.
Me coge por los brazos y me zarandea, sus gritos "¡dime algo!" inundan la habitación y el eco de su llanto parece burlarse de la situación.
Como una muñeca frágil de cristal, no reacciono. Tan solo el pestañear de mis ojos advierten que sigo perteneciendo al mundo.
Ella se tapa la cara, acaba en el suelo e inunda la habitación con lágrimas y lamentos "tú no puedes ser mi hija".
La veo debatirse en el suelo con sus pensamientos y giro la cabeza, me gusta mucho más cuando tiene esa expresión en la cara. Esta es real, su permanente falsa sonrisa me incordia mis días de dulce agonía.

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